La artritis reumatoide es la forma más habitual de artritis después
de la osteoartritis. Afecta al doble o triple de mujeres que de hombres y suele
iniciarse entre los 25 y los 50 años. La artritis reumatoide, a diferencia del
proceso degenerativo de la osteoartritis, es una enfermedad inflamatoria del
sistema inmunológico que afecta a las articulaciones y otros tejidos.
Los principales síntomas de la artritis reumatoide son dolor
y rigidez en la articulación. Otros síntomas incluyen inflamación de las articulaciones,
pérdida de apetito, febrícula, fatiga extrema y una sensación de malestar
general. Además, pueden formarse nódulos bajo la piel, alrededor de los codos y
sobre los dedos.
La inflamación comienza en la membrana sinovial que tapiza
las articulaciones, lo que produce hinchazón o derrame en el espacio de la
articulación y daña el hueso (erosión). También puede producirse inflamación de
los tendones (tenosinovitis), que provoca malestar y cansancio en el paciente.
La causa de la artritis reumatoide se desconoce. Tanto a
corto como a largo plazo, resulta mucho más problemática y dolorosa que la osteoartritis.
Puede atacar a cualquier edad, incluso durante la infancia, pero suele aparecer
durante la juventud o la mediana edad. La artritis reumatoide afecta a personas
de cualquier raza y zona geográfica, pero es mucho más grave en los países del
norte de
Europa que en otras partes del mundo.
Las personas que contraen artritis reumatoide pueden sufrir
un único ataque agudo que persiste durante varios meses, o más, pero que suele
desaparecer para nunca más volver. O puede que la enfermedad persista durante el
resto de sus vidas, en cuyo caso se considera crónica. Sólo en pocos casos
llega a provocar parálisis grave.
La artritis reumatoide provoca una deformación de las manos
en la que los dedos se separan del pulgar. Esta forma de artritis suele, aunque
no siempre, afectar simétricamente a ambos lados del cuerpo. La artritis
reumatoide puede afectar en ocasiones a la mandíbula y, rara vez, al cuello.
La artritis reumatoide es una enfermedad sistémica que
afecta especialmente a las articulaciones. Otras zonas afectadas son los ojos,
las glándulas, la boca y los Vasos sanguíneos. En los casos graves, puede dañar
permanentemente los tejidos del organismo y los cartílagos de las articulaciones,
y conducir finalmente a la deformación, o incluso destrucción, de las articulaciones.
En algunas personas, sólo afecta a una o dos articulaciones.
En otras, se extiende por todo el organismo. Alrededor del 30 por ciento de los
pacientes parece recuperarse por completo tras pocos años.
En torno al 65 por ciento continúa sufriendo dolor, inflamación
y rebrotes repentinos; mientras que alrededor del 5 por ciento se ve seriamente
afectado e incapacitado.
Si sus articulaciones duelen y se hinchan, debería acudir al
médico sin demora. El diagnóstico será confirmado mediante radiografía, y un
análisis de sangre detectará la presencia de inflamación. El médico podrá
remitirle a un reumatólogo.
No hay motivo para desesperarse ante un diagnóstico de
artritis reumatoide. Incluso aquellas personas que sufren un caso grave de
artritis reumatoide encuentran alivio sin motivo aparente.
Los afectados pueden pasar largos periodos de tiempo sin
ningún síntoma.
La ausencia de síntomas, o remisión, puede durar días, meses
o incluso años. Los médicos utilizan los siguientes criterios para un
diagnóstico positivo:
- La persistencia de la artritis durante más de seis
semanas.
- Rigidez matinal prolongada en las articulaciones
- La presencia de unos nódulos caracteristicos bajo la piel.
- La erosión de las articulaciones.
- La presencia en sangre del anticuerpo conocido como factor
reumático. Sin embargo, el 25 por ciento de las personas con artritis reumatoide
jamás desarrollan este factor, y algunas personas que si lo tienen, no padecen
artritis reumatoide.
Artritis juvenil
También conocida como enfermedad de Still, afecta cada año a
uno de cada 1.000 niños. La mayoría de los niños con artritis reumatoide sufre
lo que se conoce como artritis reactiva aguda tras una infección vírica o
bacteriana. Tras unas semanas o meses, suele desaparecer.
La artritis reumatoide juvenil (JRA, siglas en inglés) es el
tipo más habitual de artritis persistente, y puede durar meses o años. Existen
tres formas básicas de JRA.
JRA pauciarticular
En sus inicios, la enfermedad afecta a menos de cuatro articulaciones.
Puede empezar por una rodilla o tobillo inflamada, sin lesión o explicación que
lo justifique, y sin que haya dolor asociado.
Esta forma es a menudo muy suave y puede tratarse con medicamentos
antiinflamatorios no esteroides suaves.
La segunda complicación es un crecimiento asimétrica de los
huesos de las extremidades, de modo que una pierna puede ser más larga que la
otra, lo que provoca cojera. La cojera daña la rodilla y la cadera, y lleva a
una artritis prematura por desgaste de las articulaciones cuando el niño
alcanza la edad adulta. Esta evolución debería evitarse en la medida de lo
posible.
JRA poliarticular
Este tipo de artritis afecta a cuatro o más articulaciones
desde el inicio. Puede ser tratada con éxito con medicamentos antiinflamatorios
no esteroides y, en los casos graves, con sales de oro o medicamentos como la
sulfasalacina o el metrotrexato.
JRA sistémico
Esta forma más grave y problemática de JRA comienza con
fiebre alta y erupciones. La fiebre suele subir una o dos veces al día, y luego
desciende a niveles normales. Este tipo de JRA puede afectar a los órganos
internos. Con un tratamiento rápido y adecuado, la mayoría de los niños se recuperan
con el tiempo, y aun los que sufren la forma más grave no deberían verse
condenados a una silla de ruedas.