La autohipnosis puede sonar exótica, pero, al menos en su
aspecto médico, se trata más de una forma profunda de relajación que de la
capacidad para entrar en trance. Una vez alcanzado el estado de relajación
profunda, pueden darse instrucciones que la propia mente y el cuerpo
obedecerán.
Durante los últimos años, las técnicas de autohipnosis han
sido utilizadas con gran éxito para reducir el dolor, incluso el de la
artritis. En concreto, la autohipnosis ha demostrado en diversos ensayos
clínicos su eficacia en personas que sufren un dolor crónico que no se alivia
fácilmente con medicamentos o cirugía, y que suele reaparecer. Por tanto, la
autohipnosis puede resultar eficaz en caso de artritis.
¿Tiene posibilidades?
La mayoría de los expertos definen el estado hipnótico como
un nivel distinto de conciencia, entre la vigilia y el sueño profundo, en que
el sujeto sufre un estado alterado de la realidad. Durante la hipnosis, la
mente consciente se sumerge bajo el umbral del dolor y el sujeto es capaz de
alcanzar la paz interior.
La autohipnosis no es tan difícil o rara como pueda parecer,
y mucha gente descubre que puede llevarla a cabo. Para saber si podría
beneficiarse de esta técnica, responda a estas preguntas:
- ¿Suele llorar al ver películas tristes?
- ¿Alguna vez se ha pasado de la parada del autobús o tren
porque estaba completamente enfrascado en la lectura de un libro?
- ¿Se duerme rápidamente y con facilidad?
- ¿Se imagina a sí mismo enamorado?
- ¿Sueña despierto con facilidad?
Si ha respondido “sí" a estas preguntas, es un sujeto
potencialmente bueno para la autohipnosis.
Un ejercicio sencillo
Para practicar la autohipnosis con el fin de controlar el
dolor, pruebe con este sencillo ejercicio de relajación. Primero, elija una
hora y un lugar donde no será molestado. Desconecte el teléfono o active el
contestador. Cierre los ojos y relaje la respiración. Mientras se relaja,
respire cada vez más profundamente. Imagine que siente cada molécula de aire
que entra y sale de su cuerpo. Respire cada vez más profundamente Procure que
cada respiración tenga la misma duración para aumentar la relajación con cada
aspiración. Imagine una oleada de relajación profunda que fluye por todo el cuerpo.
Cuando esté completamente relajado, intente identificar el
punto de dolor y su desencadenante. Después, pronuncie alguna afirmación para
controlar el dolor. Puede utilizar su propia afirmación o
seguir alguna sugerencia como: “Los músculos de mi cuello
son bañados y aliviados por el calor perfecto”, o “Mis piemas están calientes y
relajadas cada vez que paseo“. Una afirmación del estilo,
‘Mis articulaciones son cada vez más flexibles y menos
rígidas” puede servir.
Una variante de este ejercicio consiste en seguir los mismos
pasos hasta el estado de relajación y después colocar una mano sobre la zona
dolorida. Imagine que la mano está relajada, pesada y entumecida. A
continuación, visualice cómo esas sensaciones sustituyen a las del dolor.
Monitorice los progresos
Para que la autohipnosis resulte eficaz, hay que hacer el
esfuerzo de medir el nivel de dolor. Intente analizar el dolor: ¿es el peor que
recuerda?, ¿la mitad de malo?, ¿resulta soportable?, y elabore una
clasificación. No espere resultados espectaculares de inmediato. Los
hipnoterapeutas profesionales afirman que la hipnosis
controla el dolor progresiva y lentamente. Por eso hay que medir el nivel de
dolor y monitorizar los progresos, y seguir practicando.
Lo ideal es practicar la autohipnosis a diario, a la misma
hora, y calificar el nivel de bienestar tras cada sesión, para determinar el
grado de progreso.