El Yoga se desarrolló hace más de 2.000 años como un medio
para ayudar en la meditación y favorecer la circulación de la energía
espiritual por el cuerpo. Se basa en la idea del control del cuerpo y la mente
a través de medios suaves y eficaces.
Esta ancestral disciplina aporta armonía a los distintos
sistemas del cuerpo, a la vez que aumenta la flexibilidad y mejora la postura.
El término “yoga” significa “unión”. Posee dos aspectos diferentes, pero
conexos: pranayama, o respiración y asanas, o posturas. El yoga estuvo limitado
a Oriente, y era practicado casi con la única finalidad de lograr la iluminación
espiritual, hasta después de la Primera Guerra Mundial en que empezó a hacerse
popular en Occidente, como parte de la nueva “cura natural”. Las posturas de
yoga se practicaban en balnearios y sanatorios en toda Europa, aunque la disciplina
aún era considerada “excéntrica” por la mayoría de los occidentales.
Sin embargo, tras la Segunda Guerra
Mundial, el yoga se hizo muy popular como medio para mantenerse en forma,
añadiendo un poco de espiritualidad. El maestro de yoga Richard Hittleman, y
más tarde Lyn Marshall, presentaron el yoga al gran público del Reino Unido en
sus famosos programas de televisión de las décadas de 1960 y 1970.
Hoy en día, se puede asistir a clases de yoga en casi todos
los gimnasios, y existen numerosos libros y vídeos disponibles sobre el tema,
así como retiros y ashram que ofrecen cursillos.
El yoga se define, humorísticamente, como “el antiguo arte
de convertirte en un nudo”, luego ¿qué beneficio puede reportarle al artrítico?
Para lograr algunas de las posturas habría que ser casi un gimnasta
profesional, e incluso las asanas más sencillas son excesivas para la mayoría
de los artríticos.
La terapia del yoga
La respuesta reside en una forma adaptada de yoga, o terapia
de yoga. Es mas suave y sencilla que el yoga habitual, y tiene en cuenta la
rigidez e ¡inmovilidad de las articulaciones artríticas. La terapia de yoga
para la artritis existe en Occidente desde hace más de 40 años, pero sólo en
centros especializados.
Sin embargo, durante los últimos años, la fundación Yoga
Biomedical Trust, fundada por el doctor Robin Munro, ha investigado y
desarrollado una forma de yoga destinada a personas que padecen enfermedades
crónicas o graves, y que continúa dejando perplejos a los profesionales
médicos. Tras curar su propia asma mediante la práctica de pranayama, el doctor
Munro decidió dedicar su vida a investigar los beneficios terapéuticos de las
diferentes formas de yoga.
Él y su equipo trabajan estrechamente con médicos ortodoxos
y llevan cabo investigaciones clínicas en la mayoría de los hospitales
universitarios británicos. La idea es analizar esta ancestral disciplina
mediante métodos de investigación clínica modernos, para averiguar exactamente
cómo y por qué funciona, y la mejor manera de adaptarla para proporcionar el
máximo alivio en las enfermedades intratables.
La terapia de yoga es muy diferente del yoga común, ya que
ha sido adaptada y modificada para los artríticos. Un caso aparte es la
osteoartritis, que afecta sobre todo a personas mayores y que se debe al
desgaste de las articulaciones, y la artritis reumatoide, que afecta a todo el
cuerpo y que puede causar problemas en la vista v el corazón, además de
rigidez, dolor e inflamación en las articulaciones.
Beneficios del yoga
Si sufre artritis, tenderá a no hacer trabajar las
articulaciones y, como resultado, éstas estarán cada vez más rígidas y
doloridas.
Aunque los medicamentos alivian el dolor, no suelen
restablecer la movilidad. Uno de los principales beneficios del yoga para la
artritis es que los pacientes aprenden a hacer trabajar sus articulaciones. Se
logra al acompañar los movimientos adecuados de una respiración y relajación
especial. Al ser tan especializada, la terapia de yoga (tanto
la respiración como los ejercicios) debe aprenderse de
alguien que haya seguido una formación específica. Es adecuada para quienes
gustan de acudir a una clase y de asumir el reto de aprender algo nuevo.
En cuanto la articulación empiece a funcionar de nuevo, los
artríticos aumentan a menudo su rango de movimientos. Todo el mundo es capaz de
realizar algún ejercicio, aunque sólo sea trabajar ligeramente las manos y los
pies.
Una terapia para cada
uno
La gente suele pensar que no puede practicar yoga si sufre
artritis, pero se ha demostrado que hasta los pacientes más impedidos son
capaces de realizar alguna forma de yoga, sin efectos secundarios.
Los ejercicios son muy suaves, a diferencia de los
movimientos del yoga habitual, y pueden adaptarse para quienes se muevan en
silla de ruedas.
El efecto beneficioso de la terapia de yoga no se limita a
las articulaciones. El yoga mejora la circulación y, aunque no cura la artritis
una vez iniciado el proceso, puede ayudar a impedir la acumulación de productos
de desecho en las articulaciones. El yoga también conserva el buen estado de
los músculos y ayuda a drenar las toxinas del sistema linfático.
Los pacientes empiezan a sentirse mejor tras la primera
sesión y, a diferencia de lo que sucede con la medicina convencional, todos los
efectos secundarios son beneficiosos. Cuanto más se practica el yoga, más
beneficiosa será la terapia. Lo ideal es practicar un yoga suave a diario, sin
sobrepasar los limites de lo aprendido en las clases.
La terapia de yoga también ejerce un efecto beneficioso
sobre la depresión y la ansiedad que suele generar la artritis. Todo dolor
crónico provoca depresión y, aunque se tomen antidepresivos, no se hace más que
aumentar la cantidad de medicamentos ingeridos. Un aspecto importante del yoga
es el enfoque cuerpo-mente. Funciona como una especie de terapia cognitiva.
Una práctica constante
No hace falta informar al médico de que asiste a clases de
yoga, aunque si sobre cualquier otro tratamiento alternativo que siga. Los
pacientes deben siempre seguir con la medicación que estén tomando. El yoga no
va a interferir con ninguna medicación para la artritis.
Tras terminar el curso, los pacientes deben continuar
practicando en sus casas, y a lo mejor realizar algún curso de recordatorio. No
se puede aprender la terapia de yoga en unas pocas semanas; hace falta
incorporarla a nuestra vida. El movimiento que se recupere en las
articulaciones dependerá de lo grave que sea la artritis.
No existe ningún método que garantice la prevención de la
artritis, pero las investigaciones demuestran que quienes practican yoga
durante años tienen menos probabilidades de sufrir esta enfermedad, al menos en
su forma más grave y debilitadora.