La quiropráctica es parecida a la Osteopatía y la
medicina ortopédica pues alivia el dolor mediante la manipulación de
las articulaciones. Hay pequeñas diferencias en las técnicas empleadas. Los
quiroprácticos pueden apoyar su diagnóstico en radiografías, mientras que los
osteópatas se basan en su conocimiento del cuerpo humano para “sentir” la
disfunción.
Los quiropracticos afirman que las radiografías permiten un
diagnóstico más preciso y posibilitan que se centren directamente en el
problema. Esto puede tranquilizar a los artríticos ya que significa que hay
menos riesgo de manipular, o de manipular en exceso, las articulaciones
inmóviles. La elección de la terapia dependerá de la afinidad que se sienta por
las radiografías. Si le preocupan los efectos de la radiación, puede que
prefiera acudir a un osteópata.
El primer tratamiento quiropráctico tuvo lugar en 1895, en
Davenport, Iowa, y se hizo rápidamente popular. Su inventor fue Daniel David Palmer,
un empresario y aventurero canadiense que se interesó primero por el poder
curativo del magnetismo, popular en aquella época. Palmer se convirtió en un
sanador mediante la imposición de manos y pronto sintió curiosidad por conocer
el origen de la enfermedad.
Las investigaciones de Palmer lo llevaron a creer que había
una estrecha relación entre las vértebras de la columna y enfermedades de todo
tipo. Sabía que la manipulación se había practicado en el antiguo Egipto y
pretendió haber redescubierto la práctica e incorporarla a la vida moderna.
También investigó la nueva ciencia de la Osteopatía , pero formuló sus propias ideas sobre
el papel de la columna con respecto a la salud.
Tras su éxito inicial al tratar la sordera mediante la
manipulación de la columna, Palmer decidió establecerse. Sin embargo, fue
juzgado, condenado y encarcelado por practicar la medicina sin licencia. Después
de aquello, cientos de quiroprácticos se enfrentaron a multas y condenas por
practicar la medicina sin licencia, y así continuó en Estados Unidos hasta la
década de l960.
La quiropráctica se hizo cada vez más popular entre la
población y la disciplina consiguió florecer a pesar de ser considerada poco
científica. En parte, la quiropráctica debía su éxito a que los terapeutas
practicaban lo que se dio en llamar cirugía sin sangre, en una época en que la
cirugía era una práctica muy dolorosa y arriesgada, incluso mortal. Otro motivo
de su éxito fue que los
pacientes se sentían a menudo mejor nada más terminar el
tratamiento. Normalmente no había ningún efecto secundario adverso, un aspecto
negativo de los medicamentos ortodoxos y la
cirugía.
¿A quién beneficia?
El quiropráctico restablece el movimiento normal de una
articulación alterada, de modo que el movimiento anormal de los músculos y las
articulaciones suele responder al tratamiento quiropráctico.
La quiropráctica está indicada cuando el cuerpo es incapaz
de curarse tras una lesión de hueso y articulación. Funciona mejor contra el
dolor y las alteraciones antes de que la enfermedad sea irreversible.
Los quiroprácticos buscan lo que llaman subluxaciones
(vértebras mal alineadas y con anomalía bioquímica) y otras articulaciones
que impidan el normal funcionamiento. El quiropráctico influye en los impulsos
nerviosos que regulan las beta-endorfinas, el analgésico natural del organismo,
incluso cuando la artritis haya progresado demasiado como para que se restaure
la plena movilidad.
La artritis muy dolorosa puede aliviarse con la
quiropráctica que estimula el funcionamiento del mecanismo de autocuración del
organismo. Sin embargo, el quiropráctico no puede revertir, o tratar la
artritis severa cuando ya se ha producido deformidad e incapacidad.
El tipo de artritis, o reumatismo, que mejor responde a la
quiropráctica es el de origen neuro-muscular o vascular que afecte a la columna
y las extremidades. Los tipos inflamatorios no suelen ser tratados con
quiropráctica.
Según los quiroprácticos, la terapia funciona a tres
niveles.
El primero es el mecánico y anatómico que restablece el movimiento
mediante la mejora de las funciones a través de una serie de técnicas de
manipulación de la columna y movilización de articulaciones.
El segundo nivel es el del alivio del dolor. El tercer nivel
es el mental y emocional, y es en el que el quiropráctico practica el toque
sanador.
La quiropráctica implica empujar, tirar y abrir el músculo
contra el hueso. El número de sesiones dependerá de la gravedad del problema.
Como sucede con la
Osteopatía , el tratamiento se siente, y puede que se
produzcan algunos momentos de dolor, pero no debería ser muy fuerte. Es
importante asegurarse de que el quiropráctico esté plenamente cualificado, y
que comprenda perfectamente la exacta naturaleza del su problema en particular.