La reflexología es cada vez más popular gracias a su
capacidad para aumentar los niveles de energía, generar una sensación de
bienestar y aliviar el dolor. Se trata de una terapia beneficiosa para muchas
personas que sufren artritis.
Al igual que la acupuntura y la acupresión, la reflexología
se basa en los mismos principios de una fuerza vital que fluye por el cuerpo a
lo largo de canales. Sin embargo, los puntos terminales, o zonas reflejas, de
los canales energéticos en reflexología se sitúan en los pies y las manos. En
acupuntura, esos puntos terminales se sitúan por todo el cuerpo. El reflexólogo
no utiliza agujas, como en acupuntura, para estimular los puntos, sino la
presión. La acupresión trabaja sobre los mismos puntos que la acupuntura, pero
con presión.
La reflexología se ha desarrollado según el concepto básico
de que cada parte del cuerpo está conectada con unos caminos que finalizan en
las zonas reflejas de los pies o las manos. Al aplicar una presión controlada
sobre esos reflejos de un modo preciso y sistemático, el reflexólogo estimula el cuerpo del paciente para que éste
alcance el estado de bienestar y salud.
El cuerpo posee una enorme capacidad de autocuración. Tras
una enfermedad, o situación de estrés, el organismo se encuentra en situación
de desequilibrio, con los canales de la energía vital bloqueados, lo que le
impide funcionar correctamente. El
reflexólogo desbloquea estos canales. Además, el tratamiento sobre todo
el pie puede producir un efecto profundamente relajante y curativo sobre todo
el organismo. La utilización de los puntos de presión en el pie para estimular
las propiedades autocurativas del organismo no es nada nuevo.
La reflexologia
se practica desde hace miles de años, en alguna de sus variedades, por
distintas culturas en todo el mundo. Existen evidencias de que en China se
conoce desde hace 5.000 años, y desde hace 4.000 en Egipto. La práctica se
extendió por Europa, y durante la
Edad Media se practicaba alguna forma de terapia sobre puntos
de presión.
La reflexología moderna tiene su origen en los estudios
médicos y neurológicos llevados a cabo en el Reino Unido y Alemania durante la
década de 1890. La tradición de la terapia sobre puntos de presión se fusionó
con los nuevos descubrimientos sobre la terapia de zona y los efectos del
masaje sobre el sistema nervioso simpático.
El doctor William Fitzgerald, otorrinolaringólogo
norteamericano de finales del siglo XIX, impulsó esta técnica en 1913. El doctor
Fitzgerald descubrió que al presionar ciertos puntos de los pies se inducía un
efecto anestésico sobre ciertas partes del cuerpo. Experimentando con la
aplicación de presión sobre distintas partes de los pies, con las manos o con
algún instrumento especial, desarrolló un sistema que denominó terapia de zona.
La reflexología, o terapia de zonas reflejas, como se conoce
a veces, se hizo popular en Estados Unidos en la década de 1930 y fue
introducida en el Reino Unido en el decenio de 1960. Una teoría de la
reflexología moderna es que, cuando nuestros antepasados caminaban y corrían
descalzos sobre un suelo irregular, las terminaciones nerviosas y zonas
reflejas del pie recibían un constante masaje. Pero hoy pasamos la mayor parte
del tiempo sentados y, cuando caminamos, lo hacemos sobre una superficie dura y
plana, con los pies encerrados en zapatos. Por tanto, ya no reciben masajes ni
estímulos.
Cuando una mujer lleva zapatos de tacón, se altera el
reparto del peso sobre la planta: unas zonas reciben una presión adicional y
otras no resultan estimuladas.
¿A quién beneficia?
La reflexología no puede curar la artritis, pero alivia el
dolor crónico y aumenta los niveles de energía. Más que para curar, se aplica
para aliviar el cansancio y el dolor. Por eso es un buen complemento para otros
tratamientos, sean complementarios o de medicina convencional. Mucha gente que
toma fármacos o sigue algún tratamiento médico nota que la reflexología reduce,
o elimina, los efectos secundarios y así, aumenta los beneficios de la medicina
ortodoxa. Tras una cirugía, la reflexología ayuda a estimular el proceso de
curación.
Uno de los aspectos más interesantes de la reflexología en
el tratamiento de la artritis es que algunos terapeutas afirman ser capaces de
detectar depósitos cristalinos de calcio o ácido úrico. De ser así, las
personas que padecen gota podrían beneficiarse de unas sesiones de
reflexologia. Sin embargo, otros terapeutas
afirman que los depósitos que sienten son una acumulación de ácido
láctico.
La consulta
El reflexólogo elaborará un detallado historial médico y del
estilo de vida del paciente durante la primera consulta. Después, examinará los
pies, fijándose en su aspecto general, temperatura y color.
Antes de iniciar el tratamiento, el reflexólogo aplicara
polvos de talco para facilitar el movimiento suave y uniforme de sus manos
sobre la superficie del pie.
Durante el tratamiento, ejercerá una presión variable con el
pulgar sobre los reflejos de los pies, concentrándose en cualquier zona
sensible. Estas zonas indican qué parte del cuerpo está falta de equilibrio.
Las sesiones suelen durar unos 50 minutos y pueden empezar siendo semanales,
para celebrarse posteriormente cada dos o tres semanas.
Durante el tratamiento, el cuerpo experimenta un proceso de
desintoxicación. Esto puede manifestarse después en los llamados efectos
secundarios de la reflexología, que comprenden articulaciones doloridas,
diarrea, mayor necesidad de orinar, sensación de catarro. Si se produce alguno
de estos síntomas, debería tenerse por buena señal, pues indica que el
organismo está eliminando las impurezas y toxinas. En cualquier caso, no
durarán mucho tiempo.
¿Cómo funciona?
No existe una teoría unificada sobre cómo funciona la
reflexología, pero los reflexólogos afirman que los beneficios dela terapia
derivan de alguno o la totalidad de los procesos siguientes:
- una profunda relajación muscular y el alivio de la tensión
y el estrés.
- una mejoría de la circulación cardiovascular y linfática.
- la estimulación e inhibición de la transmisión de los
impulsos nerviosos hacia el cerebro, sobre todo los del sistema nervioso
autónomo.
- la reducción del dolor a través de la puerta de control y
la
estimulación de la producción de endorfinas.
- La estimulación de los puntos clave sobre los meridianos
de acupuntura.
- los efectos sobre el campo electromagnético del cuerpo.
- los beneficios de una hora de descanso.
- los beneficios psicológicos de una hora de atención y
cuidado personalizado.
En casa
El máximo beneficio se logra al recibir un masaje de
reflexología, pero también se obtiene alivio al trabajarse uno mismo algunos de
los puntos de reflexología. El terapeuta podrá enseñarle cómo hacerlo y
asegurarse de que lo hace correctamente.
Siempre que pueda, camine descalzo. Caminar descalzo por la
casa masajeará y estimulará los puntos de reflexología. Igualmente, si camina
descalzo sobre la hierba, la arena, la tierra o sobre piedras suaves, aumentará
los niveles energéticos de su organismo y se sentirá mejor.
Una versión moderna de la reflexología, el Vacuflex, utiliza
una bomba de vacío y la succión para simular el efecto de las manos de
reflexólogo.