▶Las terapias complementarias suelen ser suaves y
desprovistas de los efectos secundarios de la medicina convencional. Están
diseñadas para trabajar con el cuerpo, de ahí la importancia de conocer el
historial médico del paciente.
Muchas de las terapias complementarias popularizadas en
Occidente durante las últimas décadas tienen su origen en la cultura oriental,
y llevan practicándose durante cientos de años. Entre ellas se incluye la
acupuntura, el yoga y la meditación. Otras, como la técnica Alexander, la
osteopatía y la quiropráctica han surgido más tarde y fueron desarrolladas en
países occidentales.
Aunque los términos "alternativo” y “no ortodoxo"
se suelen aplicar a las terapias complementarias, no son nombres apropiados. En
primer lugar, las terapias complementarias deben utilizarse junto con las
convencionales (tal y como le explicará cualquier especialista complementario
responsable) y no ser una alternativa. Hoy en día, las terapias complementarias
son reconocidas por muchos médicos occidentales, algunos de los cuales también
las aplican.
La medicina tradicional y las terapias complementarias se
basan en distintos enfoques del tratamiento. Los médicos convencionales intentan
curar o tratar un problema que ya se ha presentado.
Según ellos, la artritis es una enfermedad incurable cuya
causa no se conoce plenamente. Su objetivo consiste en tratar los síntomas, y a
menudo recetan medicamentos para superar el dolor, la inflamación y la rigidez
propia de la artritis. Estos
medicamentos no siempre nos hacen sentir mejor, ni mejoran nuestra salud en
general.
Las terapias complementarias son holísticas. Aspiran a
potenciar las defensas naturales del organismo al tratar a la persona completa,
abarcando los aspectos físico, mental, emocional y espiritual. Al ser los
tratamientos complementarios holísticos, pueden favorecer la salud y bienestar
en su conjunto, además de tratar la artritis.
Algunas de las terapias, incluyendo la acupuntura, el
Shiatsu y la reflexología, se basan en la idea de la “fuerza vital” que fluye
por el organismo. La enfermedad se produce cuando se bloquean los canales, o
meridianos, por los que fluye esa fuerza vital. Al desbloquear los canales, el
especialista puede contribuir a que el organismo recupere su buena salud.
Existe una gran variedad de terapias complementarias de toda
clase para tratar la artritis. Existen terapias tradicionales, como la
homeopatía y la fitoterapia, y terapias físicas que incluyen masajes y la
técnica Alexander.
De hecho, existe tal variedad de oferta que se puede elegir
entre una terapia que aplique en casa, en una clase o en la consulta del
especialista. Según el tipo y gravedad de la artritis, se puede elegir una
terapia manual, como el masaje, o un programa supervisado de dieta y
ejercicios. Se puede acudir a un balneario para recibir un tratamiento con
agua, o acudir a algún remedio ancestral oriental,
como la acupuntura o el Shiatsu.
Los tratamientos complementarios exigen la participación
activa del afectado. Al elegir una
terapia complementaria, asumimos nuestro propio control y nos responsabilizamos
de nuestra salud. También estaremos adoptando una mentalidad más positiva y
optimista, lo que por si mismo ya ayuda al proceso de curación.
Las consultas de un especialista complementario suelen durar
una hora. Nos hará [oda clase de preguntas sobre nosotros mismos y nuestro
historial médico. Seremos tratados como un individuo, no como un caso de
artritis.
¿Existe alguna desventaja en las terapias complementarias?
Sí, puede que no surtan efecto tan rápidamente como la medicina convencional, y
además, requieren un esfuerzo añadido por nuestra
parte.
TERAPIAS DISPONIBLES
Acupresión y acupuntura, Aromatnrapia, Autohipnosís, Biofeedback,
Cromoterapia, Danzoterapía, Fitoterapia, Hidroterapia, Homeopatía, Masaje,
Meditación, Naturopatía, Osteopatía, Psicoterapia, Quiropráctica, Reflexolagía,
Relajación, Shiatsu, Tai chi, Técnica Alexander, Visualización, Yoga